Elefante Blanco
Titulo:
Elefante Blanco
Duración: 100 min
Año: 2012
Género: Drama, religión
Director: Pablo Trapero
Guión:
Pablo Trapero,
Martín Mauregui, Alejandro Fadel, Santiago Mitre
Reparto: Ricardo Darín, Jérémie Renier, Martina Gusman,
Federico Barga
Música:
Michael Nyman
Premios 2012: Festival de
Cannes: Sección oficial a concurso
País: Argentina
El último film de Pablo Trapero es
una pintura social construida con los mejores recursos cinematográficos que se
apoyan en la solidez de la imagen como punto de partida.
Elefante
Blanco” aborda con calidad y sobre todo sin manipulaciones, la más salvaje de
nuestras realidades sociales pero entendiendo al cine como espectáculo
atrapante y movilizador.
La película toma su nombre del
edificio a medio construir, símbolo viviente de las idas y vueltas de la
historia argentina, proyectado en 1937 por el diputado socialista Alfredo
Palacios, ideado para ser el hospital más grande de América latina. La obra
-ubicada en el límite de Ciudad Oculta- nunca llegó a terminarse y actualmente
persiste como un esqueleto emblemático de un oscilante compromiso de los
distintos gobiernos hacia los más desposeídos. En esa locación, adaptada por la
producción, transcurren partes fundamentales de la película.
El guion aborda la compleja realidad
de las villas (hace una condensación de todas ellas) y se acerca desde la
mirada de quienes se integran a esa realidad para mejorarla, como el caso de
los llamados “curas villeros” que trabajan y misionan con sus habitantes,
tratando de mantenerse independientes de los devenires políticos. En este
sentido, aun siendo ficción, la película pretende dialogar con la realidad,
haciendo referencia a la figura del padre Mujica y al edificio inconcluso
mencionado, que son íconos reales, históricos. Aunque también se impone la
actualización del actual contexto post-globalización, envilecido y mucho más
violento que el que conoció Mujica.
Tanto los protagonistas principales
como los secundarios, conjugan profesionalismo y espontaneidad, aportando
expresividad y lenguaje acorde, imprescindibles para construir realismo
verosímil y crear un clima de naturalidad.
La película se inclina por un relato
más bien clásico, alejado de estéticas vanguardistas, en el que se destaca el
aprovechamiento de las locaciones mediante un virtuoso trabajo de cámara y
fotografía que busca planos largos sin cortes, iluminados de distinta forma
(hay varios memorables).
“Elefante Blanco” empieza y termina
de la misma manera: sin diálogos, cediendo el protagonismo a la imagen y la
música, hay gemidos, rezos o llantos en vez de palabras. La mirada visceral es
lo fundamental. La soberbia puesta en escena permite que el espectador sea un
testigo, un habitante más de ese espacio. Trapero apela a la fuerza de las
imágenes. Y, en ese sentido, cada uno de sus planos tiene una potencia, una
convicción y una carga emotiva que arrasan con cualquier suma de palabras.
Jueves
6 de Septiembre, en la Biblioteca Sarmiento, 21 hs.
Entrada
general $ 15,00 - Para socios, estudiantes y jubilados $12,00.
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